La Cucaracha Alemana: la plaga más difícil de erradicar si no actuás a tiempo.
Esta especie es experta en esconderse, reproducirse rápido y recontaminar cualquier espacio. Por eso, cada pequeña grieta, junta del piso, azulejo suelto o goma deteriorada en un equipo se convierte en un refugio perfecto. Sellarlas es clave para evitar que vuelvan.
Además, mantener pisos y muros completamente libres de residuos es fundamental: cualquier resto de comida se convierte en un incentivo para que la colonia crezca sin control.
Cuando se trata de la cucaracha alemana, el tratamiento químico no es opcional: es indispensable.
Para controlarla de manera efectiva, se requiere una combinación estratégica de:
🔹 Aspersión para lograr residualidad en superficies.
🔹 ULV o Termoniebla para bajar la carga poblacional con un tratamiento espacial.
🔹 Cebos en gel para llegar directamente a los nidos y generar el efecto dominó.
Pero acá está el punto crítico:
La Blattella germanica tiene una tasa reproductiva extremadamente alta, se esconde en múltiples puntos de procreación, aprovecha cualquier fuente de alimento disponible y el lavado constante de zonas operativas arrastra los insecticidas residuales.
Por esto, para mantenerla bajo control, los tratamientos deben realizarse de forma semanal cuando la situación lo requiera.
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